CUANDO TU DOLOR O EXISTENCIA NO LE IMPORTA A NADIE

lunes, febrero 15, 2021


Con el correr de los años me he ido quedando más y más sola. Al punto que hoy cargo con una enfermedad psiquiátrica bastante hostigante y sin embargo cada persona que me he cruzado, pese a saber de mi condición, piensa que cada cosa mala que he hecho, lo hice por hija de puta y no por enferma.
Lo más triste de todo, es que no sólo mucha de esa gente ha dicho en algún momento amarme, sino que siempre han SABIDO que mi trastorno es MUY difícil de manejar y de mis limitaciones, aún asi, siempre pensaron lo peor de mi, entonces, quién es el verdadero hijo de puta??? El que estando en mejores condiciones que vos y dice amarte, te desecha a la primera de cambio? O la persona enferma que siempre ha hecho o tratado de hacer lo mejor dentro de lo que su enfermedad la limitaba?

Hoy tengo un día bastante malo y negro, ni siquiera gris, NEGRO. Dónde me siento absolutamente sumergida en mi depresión y dónde siento que para qué sigo... PARA QUÉ? PARA QUIÉN??? Nadie está alrededor mío para verme llorar a mares o para siquiera ofrecerme su hombro. Es como si fuera un fantasma. No estoy en el corazón de absolutamente nadie. Todo el mundo cuando sabe que estoy mal, no hace más que menospreciar mi tristeza, diciendo que ya va a pasar, que no es para tanto, etc, etc...
Me encantaría que esa gente viviera UN DÍA, sólo un día en mi cabeza y en mi angustia...

Incluso si estoy muy mal. Seguro que es porque dejé mi medicación. Y cómo voy a dejar mi medicación cuando sé que bla ble bli, como si unas putas pastillas me fuera a devolver la alegría a mi vida o me dieran reales ganas de vivir o hicieran que por una vez en la vida alguien de verdad apareciera para decirme que me ama sin abandonarme luego ante el menor indicio de que no soy perfecta y cometo errores como el resto de la humanidad... humanidad que NO SUFRE trastorno de personalidad limítrofe...

En fin. En esta vida parece que hay que morirse para que a alguien le importes o saquen a relucir que en realidad erasbuena persona... porque ¨ siempre hay alguien que quiere a alguien...¨


Ovación de pie.


©CATALINA PECORA
2021

LO QUE YA NO TENGO

viernes, febrero 12, 2021

 
Haciendo una revisión de mis escritos de años anteriores me he dado cuenta, dolorosamente, del poco valor que le daba a lo más valioso que tenía: mi familia. 
Escrito sobre escrito sobre escrito lamentándome por todo lo que me faltaba o lo que no tenía o lo que nunca tendría. Añoranzas estúpidas que me hicieron quedar absolutamente ciega y descuidada sobre lo que sí tenía, y tal vez, lo que yo sí tenía era también añoranza de muchos otros (y otras. Sobre todo).
 
Hoy es una fecha dolorosa para mí. Hace 14 años atrás emprendía el viaje más feliz de vida y del que me caí abruptamente por el camino hace ya 2 años y 4 meses. Desde entonces mi vida ha sido un calvario de soledad, de autoreproches y autofustigamiento del cual no he podido salir. Irónicamente mi peor error fue cometido por sentirme sola y el castigo fue la soledad real, la que cruje por dentro, la que te quiebra y de la cual difícilmente te volvés a recuperar.

Es más que evidente que no soy la misma persona hoy que la que cometió el error fatal. Que de alguna forma el dolor me convirtió en otro ser, mucho más permeable y sensible de lo que ya era, y hasta mucho más atenta y considerada de mi entorno y todo lo que sucede alrededor mío. Mucho más perceptiva y mucho más conectada con el dolor o las molestias ajenas. Y en ese sentido creo que, si puedo decir que me siento agradecida. Después de todo el calvario, de todo el sufrimiento y de todo el pesar, creo que hoy, darse cuenta de la existencia del otro y sobre todo de su valor es la lección más importante que aprendí en la vida. Y supongo que en cierta forma, haber aprendido semejante cosa a mis 30ti pico es bastante más valioso y favorable, que haberlo hecho en 30 años más o en mi lecho de muerte como le pasa a muchísima gente.

De todas formas el dolor no se va. Parece haberse impregnado a mi como un hedor nauseabundo que no me puedo quitar, asi como el arrepentimiento.
Ojalá tuviera la certeza de que en unos años pudiera escribir líneas más felices pero por desgracia, esa esperanza que es lo último que se pierde, fue lo primero que perdí el día mi familia se disolvió...



©CATALINA PECORA
2021
 




 

LA MÁQUINA DEL TIEMPO

 

A veces, en algunos de mis delirios cotidianos, sueño que tengo una máquina del tiempo con la cual viajar al pasado a corregir los errores idiotas que moldearon mi vida actual, en la insoportable soledad en la que vivo.
Sé que la mera idea puede resultar absurda, primero por su inverosimilitud y segundo porque primordialmente la experiencia es ganada a base de cometer dichos errores idiotas. De hecho, mientras más idiota el error, mientras más alevoso y más incongruente, más marcada a fuego queda la lección aprendida. Teniendo en cuenta que la vida continúa uno podría sopesar que no es un precio demasiado caro para pagar por una experiencia u aprendizaje bien fijado. El problema claramente, radica en el momento en que uno pone pausa en su vida, porque lo que ha perdido en el camino era TAN importante y tan amado que la lección aprendida si bien se marca en lo más profundo del alma, va siendo difuminada por la angustia y la tristeza de la pérdida.

Es por eso que deliro con poder viajar al pasado a corregirme, porque si pudiera hacerlo, hoy mi vida no sería tan dolorosa como lo es. Y quizá en el camino, hubiera encontrado formas un poco menos terribles de aprender las cosas que hoy sé. Sé que el dolor debería ser un maestro valorado como tal, pero es tan rígido, tan feroz y tan intransigente que no me deja ver o sentir mucho más que el dolor en sí mismo.

Si tan sólo hubiera una forma de conseguir perdón a esos errores, quizá encontraría paz. La paz de poder vivir conmigo misma sin odiarme por cada paso que doy alejándome día tras día de aquello que amo, que alguna vez fue mío y con lo cual vivía siendo feliz, o al menos eso creía.   

No sé cómo darle solución a mis problemas. No sé cómo lograr que me perdonen o cómo vivir con la incertitidumbre de no saber si en el futuro recuperaré aquello que perdí: el amor de mi familia.


©CATALINA PECORA
2021









POR BRUNO FILARDI

jueves, febrero 11, 2021

 


BEING A PARIA...

martes, febrero 09, 2021


Es duro ser una extraña dentro de la cual una vez fue tu familia. Ver que todos avanzan hacia adelante dejándote atrás o caminan uno al lado del otro tomados de la mano pero nadie toma la tuya...


Desde chica lo único que siempre quise es tener una familia medianamente funcional. Dónde hubiese amor y contensión. Y nadie te abandonara. Paseaba de chiquita por la casa de vecinos y amigas donde pretendía ser una hija más, soñando que alguna de esas familias felices y normales me adoptara. Sin embargo, tras muchísimo sufrimiento, una vez que conseguí formar yo misma mi propia familia feliz, también tuve la imbécil " habilidad " de perderla.


No podría ni empezar a concebir la idea de describir o narrar el dolor que se siente el haber luchado toda la vida para conseguir algo y luego que ello te sea arrebatado por tu propia inutilidad. Volver a lugares donde uno fue feliz pero no serlo nunca más. Lo doloroso de ser disgregado y desechado como basura por gente que alguna vez te amo es absolutamente indescriptible. Y la herida nunca sana. La herida sangra y no coagula. Ni siquiera se llega a la instancia de la cicatriz que te asegura haber vencido a la soledad. No. Ese momento nunca llega. Es vivir muerto en vida.

Ser una paria.

 

©CATALINA PECORA
2021

 

 ©CATALINA PECORA

SOLAMENTE UNA VEZ

 

 

A veces encontrar el amor es como encontrar un trébol de 4 hojas, son cosas que pasan una sóla vez en la vida. 

Quizá muchos refuten mi primer declaración porque, seguramente existan personas o que hayan encontrado más de un trébol o hayan encontrado el amor más de una vez.
Pero bueno, claramente hablo desde mi experiencia y lo que los demás tengan o no que opinar realmente me importa 3 carajos, porque soy así de desconsiderada.
 

De todos modos, reconozco que, quizá no fue el mejor de los ejemplos para empezar a desarrollar mi historia o idea pero bueno... fue lo primero que se me vino a la mente, y hagamos de cuenta que esto es psicoanálisis, ergo: asociemos libremente.

En mi caso, el amor real, que te marca a fuego y te deja con quemaduras de 3er. grado, llegó a mi vida hace 16 años, a mis 21 años de edad, cuando conocí a quién hoy es el padre de mi hijo. La verdad es que no supe muy bien qué fue lo que se me reveló en aquel entonces, cuando todavía no tenía el nivel de conciencia que maniobro hoy, pero creo que muy internamente en algún que otro subsuelo del inconciente, SABÍA que mi vida no sería nunca más igual cuando lo conocí. En aquel momento no lo sabía todavía pero estoy absolutamente segura de que encontré el amor de mi vida, mi alma gemela y todo eso que muchos aseveran que existe. Por desgracia, hace un tiempo descubrí que las uniones kármicas, esos amores que recorren tiempo y espacio persiguiéndose unos a otros para reencontrarse a través de diferentes vidas, suelen cumplir un ciclo de aprendizaje y luego, si no comparten el mismo nivel de evolución espiritual, finalmente se separan, cuando ya todo lo que debían aprender juntos se concluye.

La verdad es que yo todavía me encuentro en el medio del camino. En un puente mirando hacia abajo temerosa de cruzar hacia el otro lado. No puedo, simplemente, NO PUEDO, aceptar que todo ha concluído y debo soltar. Sé que todo sería mucho más sencillo si pudiera hacerlo pero por desgracia pareciera que el abandonar el amor no viene en mi código genético, muchísimo menos cuando estoy hablando del amor de mi vida. Cuando SÉ que nuestras almas recorrieron océanos de tiempo y mar para unirse una vez más en esta vida. Cuando su primera declaración de amor fue: NO PUEDO SACARTE DE MI CABEZA y la segunda: TE QUIERO SÓLO PARA MI. 

De todas formas, aún así, como todavía no tenía el nivel de conciencia que tengo ahora, encontré la manera de cagarla, apaentemente, para el resto de mi vida o de mi vida actual, por lo que estoy en suspensión en un punto de interrogación absolutamente invasivo del que no tengo ni la más pálida idea de cómo salir, a tal punto que no sé siquiera, cómo terminar mi texto... asi que...
TO BE CONTINUE...



©CATALINA PECORA
2021


MI CORAZÓN ES UN JARDÍN DE CACTUS

domingo, febrero 07, 2021

 

Te escribo por todas esas cosas que ya sabés que me corroen por dentro y que no puedo callar ni decirte. La última de mis intenciones es molestarte, incomodarte o causarte todavía más dolor del que ya te he causado. Ésta madrugada me dijiste que la frase de Nietzsche te parecía linda, la de que el tiempo lo devora todo... creo que el tiempo me va a devorar entera clavada en este dolor de amarte sin ser correspondida. De haber vivido tantos años uno con el otro y hoy no poder ni rozarte la mano.

El dolor es tan inconmensurable, tan olímpico e insondable que apenas puedo ver lo que escribo sin ser un mar de lágrimas. Un océano de lágrimas saladas de las que no conozco el fin. Es imposible no sentirme muerta en vida. Sentir que me falta el aire cuando te tengo cerca. Sentir que mi corazón destrozado se agita con cada uno de sus pedacitos al verte dormir a mi lado sin que yo pueda siquiera tocarte. Como si fiueras una obra de arte abolutamente vigilada por su calidad de invaluable. Sin duda eso considero que sos para mi. Algo inalcanzable, mi alma gemela y mi amor imposible. Es increíble la sensación de haber tenido un hogar en tus brazos y que hoy todo eso ya no exista. La emoción y el sentimiento enloquecedor de desear los labios que alguna vez me besaron.

Me dijiste que por mi bien necesito ya dejarte ir y soltar pero no sé cómo hacerlo. Nunca supe soltar lo que amaba, menos cuando lo que amo vive y respira dentro de mi alma absolutamente conquistada por ese amor. La soledad ya lleva dos años y se siente incesantemente novedosa. Como si hubiese sido tan sólo ayer cuando me dijiste adiós.
No sé cómo seguir adelante con mi corazón roto a cuestas. No sé hacerlo, Es desesperante. Quisiera que las cosas fueran diferentes. Que los milagros realmente existieran, que los deseos realmente se cumplieran. Y que alguna vez en la vida volviéramos a estar juntos. Aunque pasen mil años...

TE VOY A ESPERAR TODA LA VIDA... NO SÉ CÓMO HACER OTRA COSA...


©CATALINA PECORA
2021











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