2021

martes, enero 05, 2021



Bueno, 5 de enero de 2021. Hace rato que no me mantengo escribiendo. Para fines de septiembre del año pasado mi laptop dijo adiós mundo cruel y c'est fini se acabó lo que sedaba. Desde entonces hasta ahora pasaron bastante cosas, como claramente es usual en la vida de cualquier persona. A ver, por donde debería comenzar... Obviamente al no tener mi actividad principal a mano, la depresión comenzó nuevamente a ganar terreno en mi vida. TODO lo que me ponía mal, me ponía DOBLEMENTE mal, por lo que necesité en algún punto hacer cambios drásticos. Uno de esos cambios drásticos fue cambiar de terapeuta, ya que mi viejo psicólogo, no se bancaba con mucho altruismo mis rayes. Ergo, cuando le manifesté que me empezaba a sentir cada vez mas sombría pero le advertí que no por eso me iba a volver dejar internar nuevamente básicamente me mando a la puta que lo parió de la forma mas inéptamente posible. Por suerte, antes de ello, había tomado contacto con una vieja amiga con la cual compartimos psicoanalista hace muchos años atrás y gracias a ella pude retomar también contacto con mi ex analista, el cual estaba mas que disponible y de acuerdo con volver a atenderme así que con toda la emoción y la melancolía a flor de piel retomé mi terapia con el genio de Gustavo, que me conoció cuando todavía era bastante chica y conocía bastante bien mi verdadera esencia. Eso por un lado, por el otro mediante una amiga de mi vieja, tome contacto con Magui, mi amiga y hoy colega que me introdujo al bello y misterioso mundo del Tarot. Mundo en el cual siempre fui escéptica de adentrarme, equivocadamente. Hoy casi después de 3 meses intensivos y bastantes consultas conseguidas, estoy más que enamorada de todo el mundo adivinatorio y esotérico y planeando expandirme en él, todavía más.

Sacando todo eso de lado, uno de los grandes y más meritorios logros obtenidos en el fatídico año del orrrrrrto del 2020 fue que, casi llegando al último mes del mismo, creo que finalmente pude desprenderme un poco de la tristeza de mi separación. Si bien siempre voy a mantener la esperanza de que algún día se recomponga la cosa y mi familia se una nuevamente, al mismo tiempo me mantengo sin expectativa alguna. Esto puede sonar medio contradictorio pero la cosa es que '' el que espera desespera '' y yo deje de esperar. Eso al final, me trajo PAZ, que dentro de un año pandémico y cuarenteneado, era bastante decir.

En fin. Puedo decir que dentro de tooooda la mierda que fue el 2020, salí indemne y casi sin rasguños. No me puedo ni debería quejarme, pero buen, como soy avvriana y quejarse es gratis, me sigo quejando lo mismo. Finalmente llegaron las fiestas y el año se fue por donde vino. Ahora transitamos un año nuevo con el cuál ilusionarnos y llenarnos de miles de nuevos planes que se nos pueden volver a cagar de la misma manera que el anterior... jajajaj, siempre positiva, nunca impositiva...

Creo que por el momento es todo lo que tengo para decir al respecto, fue un pseudo resumen con el que casi, casi podría decir que me siento conforme de haber retomado el viejo y conocido hábito de escribir(les)...


©CATALINA PECORA
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