LA CRÉDULA

lunes, diciembre 11, 2023

Siempre creí que iba a ser escritora de profesión, porque escribir fue lo que más hice durante toda mi vida. Hasta que un día dejé de hacerlo. 

Siempre creí que si algún día me casaba sería para siempre, porque llegar a ese nivel de compromiso habría sido un logro para mí. Hasta que un día me separé. 

Siempre creía que me comería el mundo porque era inteligente joven bella y esbelta. Hasta que todo eso se perdió y con esas pérdidas, jamás encontré el rumbo nuevamente.

Siempre pensé que mantendría el bello hábito de cantar y hacer ejercicio. Hasta que un día me envicié con el cigarrillo y mi cuerpo dejó de responder, como también mi voz, como también mi pasión y entusiasmo.

Claramente me siento triste. Claramente me siento extraviada de mi misma, sin rumbo y a la deriva. 

Lo único que gané sostenidamente a lo largo de los años fue peso. Y me recibí de obesa.
Quisiera volver el tiempo atrás y darle un baño de realidad de lo feo que se pondría todo en el futuro a mi yo del pasado si no frenaba ciertas cosas a tiempo... pero no se puede, y la verdad, tampoco sé si tendría sentido.

A pesar de todo se supone que soy más sabia, pero la verdad, no me siento más sabia que antes. Por el contrario, siento que toda esa lucidez que alguna vez supe tener se esfumó.

Y ni hablar de lo que creía de las amistades y las personas que siempre pensé que estarían ahí.
De la confianza ciega que deposité en muchas personas que terminaron traicionándome de manera olímpica y alevosa.


©CATALINA PECORA
2023

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