Claramente no puedo decir otra cosa más que la común consternación de todos los que lo amábamos. Algunos más, otros menos y otros como en mi caso, lo admirábamos muchísimo por su talento y carisma infinitos. Y esto de la admiración hace que uno sienta casi como propio al objeto de su admiración, es un sentimiento o una sensación extraña e inexplicable. Y se hace muchísimo más raro cuando esa persona ya no está, cuándo desaparece, cuando la muerte, totalmente injusta, ramdon, aleatoria e inesperada se lo devora.
La muerte siempre es una cagada. No hay rodeos para decirlo. Te quita muchas veces lo que más amás sin ningún tipo de compensación a cambio. Te deja agujereado, ahuecado. Y lo peor de todo es que ese vacío nunca más vuelve a llenarse y uno tiene que seguir delante de esa forma incompleta...
Yo no puedo hablar de Taylor desde el conocimiento porque obviamente nunca lo vi en mi vida. Pero hay algo de vitalicio en la muerte del ídolo que tiene que ver con el mito y la leyenda. Con la trascendencia. Con el quedar para siempre en los corazones y la memoria de sus allegados y de sus admiradores a través de su obra, de sus logros y de sus luchas y conquistas.
No tengo mucho más para decir sólo que mi corazón está con aquellos que eran sus seres más amados y quienes más lo amaron. Acompaño y entiendo su devastación y desolación.
Atte.
una fan desconocida.
CATALINA PÉCORA
@2022
