SEDIENTA

miércoles, septiembre 02, 2020


 Tengo sed y no de agua. Tengo sed de recomponerme.  Tengo sed de querer y anhelar como antes todo aquello que me hacía feliz. Tengo sed de tener ganas de vivir y avanzar. Tengo sed de demostrarle a aquellos que todavía guardan un ápiz de esperanza en mí que todavía no es tarde, que no soy un desperdicio de oxígeno caminante. Sed de conocimientos y de transmutación. Sed de convertirme en un ser de oro y de dejar de ser uno de plomo. Sed de alquimia. Sed de todavía creer que algo mejor puede haber para mi. Sed de todavía creer que la felicidad no es un momento en la vida sino un estado de elección en el cual uno puede permanecer para siempre. Sed de amor, sed de pasión, sed de afecto, de volver a confiar en la amistad recíproca, en la fraternidad, en el desearle lo mejor al otro y que el universo te devuelva ese amor por triplicado.
Tengo sed de desear cosas tangibles que puedan realizarse en tiempos medianamente inmediatos, para no seguir en este estado gris de decepciones y frustraciones que me hacen perder el camino. Tengo sed de ser la mejor persona que pueda ser para mi misma, para mi hijo, para todo aquel que me ame o me quiera o me desee el bien aunque sea.... tengo sed...

Tengo sed de que la utopía se reconvierta. Aunque la utopía sea como el horizonte que uno persigue caminando 10 pasos y ella se aleje 10 pasos más y sirva ésta para hacernos caminar justamente. Yo tengo sed de que la utopía se reconvierta. Tengo sed de hacerla real. Tengo sed de hacer todo lo imposible real. Porque lo imposible, sólo lleva un poco más de tiempo y tiempo tengo de sobra por delante... Tengo sed del aprendizaje tanto del lado bueno como del malo. Tanto del fácil como del difícil. De aquel que viene de libros como del que viene del dolor. Tengo sed por dominar la impaciencia y la ansiedad que estropea todo lo que necesita tiempo para crecer y germinar. Tengo sed por aprender a amarme a mi misma para enseñarle a los demás cómo hacerlo conmigo.

Y sobre todo tengo sed por recomponer todo lo que rompí. Porque todo tiene solución menos la muerte y si no tiene solución, no es un problema...



©CATALINA PECORA
2020

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