IRONÍA

jueves, febrero 01, 2024


Se me cruzaba recién por la mente la idea de que, qué injusto es que la felicidad no sólo sea tan efímera, sino que además se haga tan larga su espera y muchas veces, no nos alcance en la vida hasta que ya somos ancianos. Lo mismo que la sabiduría, que uno aprende a base de largas caídas e incesante toma de malas decisiones y cometer errores. 

Es entendible que uno luche cuando tiene la fortaleza de la juventud por las cosas que quiere conseguir, pero a veces esa lucha dura muchísimo tiempo, la espera es desesperante e incluso hay ocasiones en que la vida misma no alcanza para que veamos esos acontecimientos realizarse.

A su vez, con el correr de los años, vemos a manera de una especie de Dorian Grey, como la energía y la voluptuosidad de la juventud se nos escapa como arena entre los dedos. Vemos como nuestra piel pierde su luminosidad y se va arrugando, perdemos el pelo, ganamos grasa en el cuerpo, el mismo comienza a tener más y más falencias y cuando nos queremos acordar, nuestros hijos ya han tenido sus propios hijos para críar.

Reflexiono sobre todo esto y me parece una gran e injusta ironía que muchos de nosotros tengamos algunas o muchas de las cosas que ansiamos toda la vida cuando ya practicamente nos queda poca o ninguna vitalidad para disfrutarlas. Y no hablo claro, sólo de cosas materiales, sino también de las cosas intangibles que no tienen mesura, como el amor o el pensamiento sensato que somos incapaces de siquiera vislumbrar en nuestras adolescencias o primeros años de ¨madurez¨ cuando creemos que nos llevaremos el mundo por delante y que seguiremos siendo jóvenes por siempre.

No sé muy bien cómo cerrar cíclicamente este pensamiento pero se me ocurre que una buena forma de hacerlo es dando el consejo de que el CARPE DIEM tiene un fundamento muy sólido. El vivir en el presente del día a día, aprovechando cada minuto que tengamos en un disfrute del camino que se está recorriendo, para luego no tener que lamentar que perdimos el tiempo y la vida en tonterías sin sentido ni sustento.


©CATALINA PECORA
2024


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