Como muchos en este tema de la cuarentena por la pandemia del coronavirus, tengo insomnio. En gral. No suelo tenerlo y de hecho es muy probable que me duerma en poco, pero siento una imperiosa necesidad de hablar con alguien... alguien que no quiere hablarme. Y que se rehusa a contestarme. Como si el monstruo del pasado lo hubiera devorado con sus afilados dientes en frente mío para no devolvermeló jamás de sus oscuras fauces. Como si esa persona que no perdona mi impulsividad hubiese tirado la semilla de un abismo entre ambos. Abismo al cuál me da pánico asomarme por miedo a caerme y perderme para siempre en su interior. Lo puse en mi actual estado de wsp: tengo una increíble habilidad para cagarla. Cagar todo aquello que intento construir. Por impaciencia , por impulsiva, por cabrona y la lista podría seguir pero trato de ser un poco indulgente conmigo misma... Trato de bancarme todo lo posible el maltrato o el destrato o la indiferencia o la falta de respeto cuando quiero a alguien pero a veces exploto porque son cosas que se supone que uno no debería tolerar por amor a uno mismo. Sin embargo después de mis explosiones me arrepiento. Pero los demás no. Es incríble la habilidad que tienen los demás para bajar las persianas y NUNCA más volverlas a subir. Honestamente me dan un poco de envidia. Yo quisiera tener un poco menos de corazón y un poco más de dignidad y que cuando digo no realmente sea no para siempre y no hasta que me ponga triste y extrañe de nuevo... pero bueno. Me tengo que resignar supongo. Hay gente que ni invocándola con el mismo diablo va a quererme de nuevo en sus vidas. Y supongo que está bien. Que ya me habrán enseñado o yo a ellos lo que teníamos que aprender mutuamente de cada uno... o es una gilada más que me repito a mi misma para consolarme.
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