TIEMPO

lunes, diciembre 04, 2017


Minutos, horas, días, meses y años, y yo, soy sólo una expectadora. Soy como esa última hojita en la rama del árbol otoñal esperando lo inevitable.
Veo a la vida directo a los ojos en el rostro de mi hijo y lo innegable del paso del tiempo al observarlo crecer. El tiempo pasa para todos y algunos estamos paralizados ante ello, como el grito enmudecido que nunca nadie va a oir. El tiempo pasa y arrasa con las oportunidades que no se aprovechan, con los sueños que uno no es capaz de materializar, por suerte, también arrasa con las pesadillas que desaparecen en un abrir y cerra de ojos.
Todos los días es mirar el reloj, mirar el calendario e idiotizarme ante la imposibilidad de detener el paso del tiempo. Siento como si mi vitalidad se esfumara día tras día para jamás volver. Entonces busco fórmulas, atajos y caminos que me lleven a una vida más plena. Más fuerte, más imponente. Si ser atropellado es algo de lo cual no hay escapatoria, quisiera serlo por la vida, con sus altibajos y placeres y no por el correr del tiempo.
Quisiera ver la chance cuando amanece y no sentir la derrota de otro día espejado. La chance de respirar, de pegar la bocanada sin el miedo a ahogarme frente a lo que haya que enfrentar. La chance de agradecer por lo que tengo y de dejar de pensar en lo que perdí o lo que vendrá.
Escuchar la risa de mi hijo y sentir la luz de lo que la bendición de su sonido significa. Sentir el amor infinito de mi esposo y corresponderle con el Alma

El tiempo pasa para todos y yo ya no quiero perderme de nada.


©CATALINA PÉCORA
2017

1 comentario:

Unknown dijo...

Hermoso amiga! Te quiero mucho 💖

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