...ABRIENDO LAS VENTANAS NUEVAMENTE...

Estoy como RE segura de que tengo mucho de qué hablar, después de tanto tiempo de silencio, pero como alguien que ante la soledad ha enmudecido, el sonido de mi propia voz retumbando contra las cuatro paredes alrededor, me ha asustado y me resigno a la pausa y parsimonia para acomodar antes, lo que me fuera necesario decir...

En la dinámica de escribir en este espacio de azar, siempre buscaba una imagen que ilustrara lo mejor posible aquello que mis dedos vertían convirtiendo en palabras. Usualmente pensaba en una palabra que resumiera el texto, la googleaba y la buscaba por imágenes y así hallaba siempre algo, aunque a veces me costaba más que otras y por lo gral. siempre era la ¨ casualidad ¨ de lo menos pensado, en donde hallaba lo indicado o lo más adecuado. Esta vez no fue muy difícil. Entre las cosas que tengo en la mente está la palabra y el concepto del PASADO y allí fue donde encontré la imagen que dibuja este post... en el pasado...

También, como bien lo titulé, pensé en abrir las ventanas de este espacio abandonado y carcomido por el paso del tiempo y las telas de arañas de las redes internetianas y sociales. Abrir las ventanas y airear, quitar ese olor a humedad y abandono que toman los blogs cuando uno ya no tiene nada que decir que lo haga escribir con la asiduidad con que lo hacía.

Hoy me dieron ganas nuevamente de escribir para decir algo o para decir varias cosas. No es nada relevante la verdad, nunca dije cosas muy relevantes tampoco (creo), asi que tampoco estaría perturbando el orden, buen uso y buenas costumbres del espacio, asi que voy a aprovecharlo...

Basicamente tengo que escribir para decir que el mito de la caja de Pandora es falaz. No es la esperanza lo último que quedaba en su fondo, sino el odio. Hoy, despojada de casi todo lo que un ser humano puede poseer, no tengo una esperanza con la cual cubrir mis partes desnudas y avergonzadas, sino odio. ODIO, humano, crudo, rabioso, natural en su más puro estado. ODIO a todo y a todos. Y aunque hay días en los que todavía me sorprende el sentirlo y al principio sentí aberración, culpa y vergüenza, hoy puedo decir que fluyo en él como quien recibe, disfruta y no cuestiona la buena suerte llegada de repente. ODIO. Odio y tengo los pensamientos más malignos que tuve jamás para los objetos de mi odio, sin ningún tipo de remordimiento por hacerlo ni estúpida limitación moral. Sin el temor kármico de que mis malos deseos me vuelvan por triplicado, sobre todo porque, después de todo lo que pasé y sigo pasando y padeciendo sin jamás haber sido una mala persona (sin motivo) ni haberle deseado mal a nadie, odiar lisa y llanamente, orgullosa y olímpicamente, es casi como una reinvindicación que me regalo a mi misma...

ESO, es lo más importante. En otro momento me explayaré sobre otras cuestiones, pero al menos, ya me saco del sistema el gritar mi odio a los cuatro vientos, tan naturalmente como si se tratara del amor. Al fin y al cabo, son los dos extremos de la misma cosa...

MINERVA FILARDI.
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